El Paisaje Cultural Cafetero Colombiano fue incluido en la lista de patrimonio cultural de la humanidad el 25 de junio de 2011 durante la 35ª sesión del Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Dicho logro es el resultado de un trabajo de más de 10 años alrededor del cual se unieron universidades de la región, gobiernos e instituciones regionales, la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia y el Ministerio de Cultura. La inclusión del Paisaje Cultural Cafetero en la lista de patrimonio de la humanidad es un reconocimiento al esfuerzo de varias generaciones de caficultores que han logrado perpetuar este legado para Colombia y el mundo.
Durante más de 150 años el cultivo del café ha sido uno de los principales referentes económicos y culturales para la región de los Andes Centrales colombianos. En los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío y en el norte del Valle del Cauca, la caficultura es asumida más como un estilo de vida que como una práctica productiva. Es un referente identitario que permea desde las esferas más elementales de la vida cotidiana hasta las relaciones institucionales.
Esta correspondencia particular entre naturaleza, economía y cultura ha sido el detonante para el desarrollo de un paisaje productivo que es considerado por la UNESCO como un ejemplo sobresaliente de adaptación de un cultivo a unas condiciones ambientales y geográficas excepcionales. Durante varias generaciones la tradición del café ha mantenido su legado apoyándose en la institucionalidad cafetera y manteniendo un delicado equilibrio entre tradición y tecnología, características que son consideradas únicas en el mundo.
El Paisaje Cultural Cafetero está conformado por 141.120 hectáreas de área principal y 207.000 hectáreas de área de amortiguamiento. Su territorio no es del todo continuo, está fragmentado en zonas específicas (veredas) de 47 municipios de los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío y el Valle del Cauca. Dichas zonas fueron incluidas dentro del Paisaje Cultural Cafetero ya que evidencian una serie de atributos relacionados con la continuidad y la sostenibilidad de la caficultura.
El interés principal de la UNESCO con la inclusión del Paisaje Cultural Cafetero en la lista de patrimonio de la humanidad es el de preservar la cultura asociada al café. Es un llamado de atención para que Colombia y el mundo asuman la responsabilidad de conservar un legado que representa una mezcla sin igual de naturaleza y cultura.
La riqueza histórica, natural y cultural, el amor por la tierra y la familia, los bellos paisajes y la arquitectura son algunos de los valores que hacen único al Paisaje Cultural Cafetero. En la caficultura subyace una tradición que ha sido edificada por numerosas generaciones de cafeteros que desde mediados del siglo XIX lucharon por adaptar el cultivo del grano a las difíciles condiciones naturales de los Andes centrales colombianos.
La mezcla de un rico legado con la inigualable belleza escénica ha convertido al Paisaje Cultural Cafetero en uno de los principales destinos turísticos de Colombia. Experimentar de primera mano la cultura del café es una experiencia que atrae a viajeros de todo el mundo.
Las fincas cafeteras en el Quindío son el escenario ideal para que los amantes del turismo rural y el agroturismo puedan experimentar de primera mano la cultura cafetera y sirven como punto de partida para descubrir los demás sitios turísticos del Quindío y del eje cafetero. Permitiendo a los viajeros no solo entrar en contacto con el corazón de la Colombia cafetera sino también vivir mil experiencias más que ofrece este hermoso destino.