La fonda Barragán esta ubicada en al vía que de Armenia conduce al municipio de Caicedonia (Valle), en un importante cruce de caminos a orillas de Rio Barragan que sirve de limite entre el Valle y el Quindío.
Como en la actualidad, Barragán era un cruce de caminos y punto de encuentro de viajeros y campesinos que moraban en fincas y los cascos urbanos de Génova y Calcedonia, y en las orillas del rio.
La fonda es el punto de encuentro entre lo rural y lo urbano, allí se venden los productos básicos que hay que comprar en el pueblo y que son indispensables en el trabajo rural, un elemento significativo de su actividad es la venta de licor acompañado de la música guascarrilera y tangos arrabaleros».
Quindío. Sociedad Rural o Sociedad Urbana *Gustavo Pinzón Sánchez.
La Fonda de Barragán puede denominase como una fonda viva, porque a diferencia de otros recintos típicos en el Quindío que utilizan antiguos objetos para crear ambiente de época o decoración, esta estancia de barragán exhibe una gran cantidad de objetos y productos que cumplen una función particular y están a la venta.
Hace 50 años Antonio José Hurtado Hincapié compro la fonda que comenzó a aventurar un papel de importancia en la zona. «En la medida en que decrecía la violencia y aumentaba la población del área de influencia de Barragán la fonda se convirtió en un lugar estratégico en el que se hacían grandes y pequeños negocios, se escuchaba música en los tocadiscos o las máquinas traga níquel, se jugaba billar, o , simplemente, alrededor de una mesa se congregaban los amigos para disfrutar del descanso sabatino y el jolgorio de los encuentros domingueros».
La actividad se realiza en esta antigua fonda cafetera, que aún ocupa la antigua construcción de bahareque, donde se evocan momentos de alegría y festejo campesino; en este ambiente los anfitriones de la fonda, acompañan al visitante en una función real de atender al cliente, que solicita todo tipo de productos y artículos, vivenciando hoy, la agitación propia del pasado comercial que caracterizo a estas estancias.
«Como en antaño en la fonda se encuentra de todo: plátanos, verduras, pan mecato, bebidas, gaseosas, herramientas, agujas capoteras para remendar costales, artículos para el aseo personal, útiles escolares, agua florida, peinillas para el cabello, y hasta espejos de bolsillo que usaban los campesinos para mirarse con frecuencia y estar bien presentados».
Situaciones propias de la tradición rural y vida comarcana se presencian todos los días, en donde la fonda como negocio estratégicamente ubicado en los cruces de caminos, se volvió referente para los pobladores de las veredas, fincas, y paisanos que transitan por aquellos lugares, siendo el fondero el intermediario para comunicase, para el intercambio, para los negocios y para el abastecimiento de productos que de otra manera habría que comprar en el pueblo.
Historias de Fondas como experiencia, permite rastrear de forma amena en estas estancias, el mensaje estético de la característica decoración lugareña, que expresa, en su apariencia vistosa, la convivencia entre lo rural y urbano.